viernes, 28 de marzo de 2008


Emilio Fatuzzo, de quien he hablado ya, abre su taller de pintura en abril en Caballito.


El que esté interesado en incursionar en dicha practica puede contactarse a emiliofatuzzo@gmail.com


En la imagen una de sus creaciones: Canción del agua, acrílico sobre tela, 200 x 150 cm, 2006.

lunes, 24 de marzo de 2008

NI PERDÓN, NI OLVIDO.


Hay cosas que no se perdonan porque van en contra de la dignidad humana, del respeto a la raza, del reconocerse en el otro por ser un igual. Sí uno no perdona significa que no olvida.

Leí la columna de Eduardo Aliverti en Página 12 y me quedó resonando una idea:
“Todo lo lejano que hoy parece el golpe se acerca, agazapado pero amenazante, cada vez que da lo mismo si extraditan a un represor, si parece del tiempo de las cavernas que juzguen a los culpables de los fusilamientos de Trelew y a la Triple A, si se busca la forma de acelerar los juicios a los asesinos. Cada vez que todo eso dé lo mismo, como da lo mismo cada día que pasa sin saber qué pasó con López, el golpe está vivo. Golpeado, pero vivo.”
Sí uno se pone a mirar con cierto detenimiento la realidad actual, sobran los ejemplos que afirman esta concepto. El desinterés, la falta de compromiso, el “no te metas” (que, aunque parezca raro, sigue vigente), la generación ausente, la de las identidades cambiadas. Yo, que pertenezco a la que vivió toda su vida en democracia, lo siento “Golpeado, pero vivo” como dice el periodista.

Quisieron aniquilar una generación porque le tenían miedo. Les temían a adolescentes y jóvenes llenos de vida, de esperanzas, de creencia en un mundo distinto. Eran buenos, por eso le temían. Robaron a sus hijos con la idea de extinguirlos completamente, pensando que la crianza iba a cambiar algo. Se olvidaron de la sangre.

miércoles, 19 de marzo de 2008

CONTRADICCIÓN.


Abril Sosa dice en su blog:

“En sus las analectas Confucio señala que para lograr una lazo profundo y valedero con otra persona, uno debía dar más de si mismo y esperar poco de los demás.La idea es genial. Incluso, hemos comprobado cuan cierta nos resulta, a la hora de querer y de amar, sin que esto nos perjudique. Sin embargo, todo parece redimirse al orgullo y el rechazo, cuando las personas que queremos- personas que comenzamos a querer por una razón específica- no nos resultan "familiares". Entonces esperamos ese "más" del otro, que por supuesto nunca llega. Conclusión; querer sin esperar nada a cambio no resulta muy "humano".”

Leí esto y coincidí. Al instante siguiente, comencé a reír. Es que esta idea es casi opuesta a la que expuse ayer. Creo que la respuesta a esta contradicción es que para que cada cosa ocupe su lugar necesita tiempo. Es normal que al comienzo uno espere más del otro, incluso que se enoje con aquel por no darle lo que esperaba. Sin embargo, después de un tiempo comprendemos como son las reglas del juego. Podría decirse que el hombre reacciona así por instinto, por aquella necesidad inherente al humano de ser aceptado y sentirse menos sólo. Luego, cuando la marea se calma y el cuerpo se enfría, puede discernir con claridad la situación, entender, aceptar y ahora a sí largarse a sentir con el único fin de experimentar dicha práctica.

martes, 18 de marzo de 2008

DE SOBREMESA.


Anoche hablando después de la cena con mi hermana, recaímos en un concepto que siempre trabajo con mi terapeuta. A mí me sirve, me tranquiliza, me consuela. Por eso me dieron ganas de compartirlo:

El cosmos tiene un equilibrio propio. Cada cosa ocupa un lugar. Éste es su naturalidad. Esto debe ser respetado sí no se rompe el equilibrio. Las cosas indefectiblemente irán hacía su lugar. No hay que luchar contra eso. La fuerza que la impulsa es mayor.
Aplicado a las personas, seria algo así como dejar que fluya y esto no significa esperar que caigan del cielo y quedarse sentado. Tampoco no intentarlo. Sólo, darle tiempo necesario para que maduren, y se movilicen.
Uno no puede dar más de lo que tiene, o le sale, en determinada situación y con determinada persona. Uno no puede dar lo que el otro espera sino lo que le sale genuinamente. Uno debe tomar, simplemente, lo que otro puede darle en ese momento sin esperar más que eso. Dejando que las cosas sean en si mismas. Así, todo está en su lugar natural. Todo está en equilibrio.

Quizá esto sea un discurso barato para darle más sentido a eso de que las cosas no pasan porque sí, sino porque algo las impulsa, y justificar ese pensamiento común de que si tiene que ser, será.

En fin, yo elijo creer en el equilibrio. Busco eso, intento respetar la energía de las cosas y no forzarlas. Al menos me da la tranquilidad (aunque más no sea ficticia) de que todo tiene un sentido y que las cosas no pasan porque sí simplemente. Algo entrelineas tiene que haber. Algún cómo que le de significado a un qué. De lo contrario, que aburrido sería!