sábado, 21 de abril de 2007

LEYENDAS URBANAS.

Hoy: ROMEO Y JULIETA VERSIÓN NACIONAL.
Una historia real y pintoresca que dejo huellas en el barrio porteño de Retiro.







El inconsciente colectivo de una ciudad, de un pueblo o de un barrio se conforma de anécdotas, acontecimientos fantásticos, deseos frustrados y hechos eventuales que trascienden de boca en boca y de generación en generación transformándose en mitos y fábulas. Algunas son ciertas, muchas son inventadas, otras son retocadas y muy raras veces son comprobables. El caso del barrio porteño de Retiro es uno de los pocos que posee pruebas empíricas que garantizan la existencia de, al menos, una de las leyendas. Sí caminan por la plaza San Marín se encontrarán con las huellas del enfrentamiento de dos familias de la alta sociedad de 1900.
Cuenta la historia que Mercedes Castellano de Anchorena, dueña de una de las mayores fortunas del país a principios del siglo pasado, encomendó la construcción de la residencia familiar en Arenales, entre Esmeralda y Basalvilbaso. Con gran impronta europea, su palacio se transformó en uno de los ejemplares más atractivos de la arquitectura de la época y fue sede de las más importantes celebraciones nacionales. Además, la joven de familia reconocida promovió obras religiosas: hacia 1920 fundó la Basílica del Santísimo Sacramento ubicada en San Martín al 1000, cerca de su casa, para poder apreciar desde allí la magnífica fachada de mármol blanco del edificio.
Promediando la década del 30 uno de los Anchorena se enamoró perdidamente de una Kavanagh, pero el romance no fue aprobado por su familia. Entonces, Corina Kavanagh, la joven codiciada de 39 años, decidió vender dos estancias para edificar un lujoso rascacielos de 120 metros de altura dedicado al alquiler de departamentos para los pudientes vinculados a los negocios agrarios en la unión de Florida y San Martín. Aunque el único y real objetivo era impedir la vista de la iglesia desde la mansión Anchorena y así poder tener su venganza aunque más no sea arquitectónica. Objetivo más que cumplido, ya que aún hoy la torre obstruye la visión completa de la basílica. La única forma de mirarla es pararse en el pasaje "Corina Kavanagh", paradoja si las hay.
Esta es la historia de una disputa familiar, como tantas otras, que terminó plasmada en dos de los monumentos históricos nacionales y gracias a la cual el barrio de Retiro cuenta con sus joyas y con una encantadora leyenda que seguirá viva de generación en generación.



A esta leyenda la conocí haciendo una investigación para el taller de gráfica de la facultad y me pareció que no podía pasar así, sin más, por mi vida. Además, se aprecia más conociendo la historia, el como algo llego a ser tal cosa. Por este motivo lo comparto, así somos más los que disfrutamos con mayor intensidad de estas hermosas construcciones.




Arriba, en las imagenes, el Edificio Kavanagh y el Palacio San Martín en la actualidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué interesante no?

De leer este artículo me surgen por ejemplo inquietudes para debatir qué es el inconsciente colectivo y debatir sobre el concepto de urbanismo...no les parece interesante?

Por ejemplo el urbanismo es espacio de la expresión social, por ejemplo? Es la expresión del hombre socialmente? Que piensan?

Me interesó debatir sobre esto...mañana vuelvo a ver si me respondieron o escribieron sobre mi inquietud...
Besitos...

Samanta

Anónimo dijo...

Qué interesante esta historia!!! No la conocía!!! Bueno... no es raro, xq al ser del interior hay muchas leyendas de la gran ciudad que uno desconoce...
Inconsciente colectivo: Se me hace que tiene que ver con las ideologías, pensamientos, historias que recorren las calles de los distintos barrios, que se alojan en la memoria del pueblo, de esas que uno se atrevería a afirmar que son ciertas pero que en realidad carece de pruebas para certificarlas... Psicológicamente hablando son las Representaciones comunes al género humano...
Y qué bueno que existan!!! Le dan un toque de misterio, un encanto especial a la urbe y a su gente.

Besotes!
MCB.