lunes, 17 de septiembre de 2007

Tarde pero seguro.


La Trastienda, 26 de agosto.

FELICIDADES PARA TODOS.

Cuentos Borgeanos presentó su último disco, Felicidades. Ofrecieron un show contundente reforzado por excelentes invitados.


Domingo frío y lluvioso en la ciudad de Buenos Aires. La cita era a las 21, pasada la hora crítica de suicidio colectivo, en San Telmo aunque la reunión comenzó al rededor de las 20. Como hormiguitas negras los seguidores de la banda se acercaban a la intersección de Balcarce y Belgrano. De allí se oía la prueba de sonido que, lejos de amenizar la espera, aumentaba las ansias de conocer a la nueva criatura.
Adentro, Lucas Hernández (batería), Diego López (guitarra y coros), Agustín Rocino (bajo y coros) y Abril Sosa (voz) se preparaban para presentar su tercer disco, Felicidades. La obra es luminosa, transparente, clara y precisa. Muestra el resultado de un proceso musical y humano. Con un sonido propio consolidado y letras simples pero profundas el trabajo pinta de cuerpo entero el momento grupal y de cada uno de ellos. Existe un único objetivo: ser feliz.
A las 21.15 Cuentos Borgeanos subió al escenario y la incógnita desapareció. El ocaso de mis ídolos dio el puntapié inicial, lo que siguió fue una lista que recorrió los tres discos de la banda. Aunque se hizo hincapié en la el último trabajo no se dejaron de lado las perlitas de los anteriores. El público acompañó en todo momento. Al tercer tema Canción del agua La Trastienda era una fiesta en donde se la pasaba muy bien. El grupo y sus fans generan un climax extraño pero placentero. Todos son protagonistas. Y aún faltaban las sorpresistas.
El primer invitado llegó en Cuenta despacio y fue Pablo Romero (Árbol y productor del disco). Más tarde subió a las tablas Alejandro Teram para darle lugar a un set más íntimo. Sumó sus cuerdas estremecedoras en Té verde ("que no tiene nada que ver ni con la moda ni con el té" aclaró Abril respecto a una crítica). Llegando al último tercio del show Sosa contó que "esto de ser músicos tiene una ventaja maravillosa que nos permite cruzar y conocer otros músicos extraordinarios y el placer es mayor cunado detrás de ese gran artista descubrimos grandes personas como en este caso". Acto seguido invito a subir al escenario a Ricardo Mollo. El público lo recibió con una ovación que incomodó al guitarrista que se caracteriza por el perfil bajo. Para el final volvió a subir Teram y su violín para Sí morir. Luego, Jueves cerró la lista.
A las 23.30 con el bis de Eternidad y un "Felicidades para todos" el show llego a su fin. Todos se retiraron sonrientes y satisfechos. Lo acababan de presenciar había sido un gran concierto, el primer paso del resto de la vida de Cuentos Borgeanos.La nueva criatura ya había sido presentada. La vuelta a casa los encontraría deliberando si tiene la nariz de papá Fantasmas de lo nuevo o de mamá Misantropía.

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